De lo duro y lo blando
Las horas del reloj pretenden ser los ladrillos de mi existencia
Con su exactitud de sesenta
Y aprobación mundial.
Pueden glotonear a destajo con mi tiempo y cuantificarlo
Desde mi nacimiento hasta mi muerte
Cruel cronometro sin sentido
Como si fuese yo una carrera de caballos
Perdida o ganada por una cabeza
Me negue al reloj pulsera y aun asi me persiguen
Excepto cuando me escapo al mar al campo a la montaña
Y ahí el paisaje que es inmenso se las traga
Y queda solo el silencio.
Entonces creo que el silencio y el Tiempo son un mismo ser
Perdido en la ciudad
Olvidado por mi y por todos ustedes
Vivo para siempre ahí donde se lo encuentre.
Etiquetas: Anilínicos
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