viernes, abril 07, 2006

Mi Invocación

Mi Invocación

Derrúmbame.
Desarma todo el despliegue militar que fabrico a punta de desencuentros.
Convierte mis ojos sellados en ventanas abiertas.
Trastórname el sentido, comunmente apretado.
Te espero de brazos y piernas abiertas.
Te llamo en secreto, con discreción mal ejecutada.
Basta de precauciones, ya no me importa perder mis ahorros.
Nunca me importó realmente: juntos podemos re(in)ventar el mundo.
Todo era cierto. Todo era cierto.
Eso voy a decir cuando pase la línea que nos separa.
Sólo falta tiempo.

Déjame

Déjame

Déjame herirme.
Déjame que duela
el frío del viento
me rompa la piel de los labios
me seque los ojos

Déjame.
Déjame llorar y mojarlo todo
Déjame llorar y ver borroso e indistinto
deja que los mocos me endulcen la boca
hinchen mi nariz
que así ya no puede ser altanera
y entonces comulga con los débiles, dulces débiles.

Deja que una marea me desmiembre con violencia
Déjame ahogar bajo las sabanas
Déjame cargar todo el día con un peso que me hunde
Y hundirme en el sueño, tregua pobre
Para despertar y recordar inmediatamente
que aun estoy encadenada.

Déjame sentir de este modo la magnitud de lo vivido.
Déjame de esta manera exorcizar al demonio amante.
Y aun así, de vez en cuando, reaparecerá su sombra como una cola.
Que ya no duele, aunque espanta.

El mundo se acaba el 2000

El mundo se acaba el 2000

Un joven científico descubrió que la especie humana no formaba parte del perfecto equilibrio de la Naturaleza. Su iluminada conciencia pudo ver la irremediable destrucción del planeta que traerían los humanos. No queriéndose convencer, dedicó su vida entera a tratar de probar lo contrario, pero no lo consiguió. En silencio, y sin buscar escándalo ni gloria, creó la bomba ecológica que acabaría con la especie intrusa, y la lanzó sobre la Tierra, desde su laboratorio en Machala. Luego salió afuera, y se sentó a llorar toda la tristeza del mundo cruel.

El niño que mira

El niño que mira
( es un ser ficticio proveniente de la mente de mi hermano)

Este ser es sólo un niño
pero aterroriza con su presencia silenciosa.

En el segundo piso duerme desalerta
pero antes de quedarse dormido
no quiere mirar hacia la escalera
no se atreve a ver si realmente está ahí parado, aparecido
en el último escalón
un niño de siete u ocho años
mirándolo.

El temor es algo terrible, impensable:
que un día el niño se acerque
y él se despierte, desprevenido
y esté ahí a su lado, parado el niño que mira
y le diga con su voz perversa e infantil:
¨soy sólo un niño¨.

Extasí

Extasí

Sí,
todo es efímero /

los días pasados
se van /
como paisaje que escapa por la ventana un tren

todo el dolor
enorme resaca
bordeando un abismo/

el vértigo
de amar
sin pensar
gritar un te amo
fuera de contextoir a buscarlo como una loca desesperada:
se desatan las bestias y corren a saciar su hambre

la belleza
absoluta y frágil
brillando en lo oridinario
brillando en el abandono
sin dejar nunca de brillar

sentir que amé
que me entregué, brazos abiertos
en un salto al vacío /
fotografíames sólo ese momento
justo antes de volar

de caer

demasiado absurdo
demasiado caótico
y la aventura:
buscar una ruta en el mar de sangre
lágrimas y carne humana

perderlo todo en un segundo
empapar el amor, espantarlo /
y volver a seducirlo

llamar a gritos a Dios
y escuchar de vuelta el eco
que repite Su nombre

el rayo verde, una mirada
todo dura un segundo
¡ no me alcanza la memoria
para esta vida jugosa !

soy una mujer
suicida y dichosa
una reina, y la más miserable
llorando en cuevas varias
mirando el reloj a cada rato
mientras con la otra mano
intento malabares para que no se me escurra el tiempo
sufro
con las peliculas que desgarran
siento pánico
con las de terror
estoy viva
inexplicable, irracionalmente /
es un milagro

quiero que sepan
ustedes
que en mi soledad
infinita como un bazar desordenado
los invoco y convoco
sus recuerdos van llegando
como una ciudad que entra por la ventana de un tren
y se van haciendo tibios /
en las sombras se mueven sombras
y asoman rasgos de luz
se siientan fantasmas con guitarra, cigarro
y me cantan bossanova

Me miran a los ojos, y me cantan.

Los dinosaurios

Los dinosaurios

Hubo una vez un par de dinosaurios. Seres de inteligencia muy desarrollada. Podrían ser considerados animales, pero eran algo más que eso: un sentimiento religioso los acompañaba y una sensación permanente de extrañamiento. Pudieron prever su precoz fin. ¨Hemos vivido tan poco en este lugar¨, pensaban. Así, consagraron cada minuto de su escaso tiempo a su Última Gran Obra: reunieron lo mejor de su raza, investigaron y calcularon los efectos del paso del tiempo, desarrollaron toda posible hipótesis hasta llegar a las más reales, para finalmente sacrificarse, enterrando sus propios huesos, luego de inventar sus huellas y así crear el espejismo de haber vivido muchos años. Luego, cayó el meteorito.